Si tuviéramos que definir un ejemplo típico de cultivo frutícola universal, probablemente el mejor sea la calabaza. Está clasificada como verdura frutal y encuentra una increíble cantidad de usos culinarios, desde un plato principal hasta una bebida de calabaza. Como plato es apto para todos, incluso durante una dieta, porque contiene pocas calorías y sacia el hambre.
Este representante de la familia del melón también tiene una gran variedad de especies. Para los cocineros novatos es difícil elegir el más adecuado para sus necesidades particulares, por lo que es bueno confiar en los jardineros. La mayoría de las veces la calabaza Matilda es la preferida entre todas las demás variedades. Es una variedad híbrida de origen holandés. Se prefiere porque su cultivo es sencillo y soporta todas las condiciones climáticas.
Sin embargo, para los amantes de la gastronomía, las cualidades de sabor de la calabaza Matilda y su uso en varias recetas de calabaza son más importantes, pero tampoco deben pasarse por alto los beneficios para la salud. Podemos decir de inmediato que la pulpa de la calabaza contiene mucha celulosa y tiene un sabor riquísimo.
Sin duda, se puede posicionar entre los productos dietéticos con una rica composición bioquímica. Contiene vitaminas del grupo B, A, C, PP, H, K, micro y macroelementos, entre los que se encuentran potasio, calcio, magnesio, sodio, yodo, zinc y otros. Los ácidos grasos poliinsaturados son especialmente valiosos en la composición de la calabaza Matilda y su contenido calórico es de sólo 22 por cada 100 g de fruta.
La pulpa de color naranja brillante de la calabaza tiene un agradable aroma a nuez cuando está madura. Esta delicada variedad se caracteriza por su excelente sabor y bajo contenido de azúcar.
Aplicación culinaria de la calabaza Matilda
La calabaza Matilda se utiliza en la preparación de diversos cereales, para cremas de calabaza y también para hornear. El puré de calabaza se utiliza para diversas recetas de postres. La calabaza Matilda también se puede rellenar con nueces y miel u otras delicias. Si se añade a la masa para hornear, el pastel de calabaza, por ejemplo, adquiere un agradable sabor y color.
La calabaza asada es la mejor. Aquí tienes una receta de calabaza Matilda extremadamente deliciosa.
Se necesita 1 calabaza, que se corta en 4 trozos y se dispone en una cacerola con un dedo de agua. Ponga 2 cucharadas de mermelada de fresa en cada trozo para darle sabor, espolvoree con algunas pasas y cubra con papel de aluminio. Hornea a 200 ºC durante unos 30-40 minutos. Luego retira el papel de aluminio y hornea hasta que el agua se evapore y la calabaza adquiera un bonito color dorado. Cuando la retiremos del horno espolvoreamos con unas nueces trituradas.