Cada vez que decidamos amasar una masa de pan, brioches, cozonac, bollos, bizcochos, o diferentes preparaciones de panadería y pastelería, en algún punto de la explicación del modo de preparación nos indica "tamizar la harina con la levadura o tamizar la harina con la sal."
Y aunque probablemente hemos tamizado la harina docenas de veces, la mayoría de nosotros no sabemos por qué realmente tenemos que hacerlo. Sin embargo, el tamizado es importante porque trae ventajas en la hora de amasar y hornear y cambia la textura y el esponjosidad del producto terminado.
Está comprobado que gracias al tamizado en la harina desparecen los pequeños grumos y las partículas se despegan unas de otras y se airean. Gracias a esto obtenemos siempre mejores resultados y nuestros bizcochos, pasteles y panes se vuelven más esponjosos. Es sumamente importante tamizar sobre todo las harinas de trigo blancas, ya que tienen más propiedad de aplastarse.
Algunas amas de casa optan por tamizar la harina hasta tres veces para obtener aún mejores resultados. Tal vez, la única forma de evitar el tamizado de la harina es si utilizamos una marca que ya lleva la levadura incorporada (harina para bizcochos).