La albahaca es una hierba delicada que tiende a echarse a perder rápidamente si no se almacena adecuadamente.
Las hierbas frescas de cualquier tipo son fugaces. Todos hemos tenido la experiencia de abrir el refrigerador solo para encontrar una pila de hierbas frescas que alguna vez fue fresca y verde y en poco tiempo se ha marchitado. Algunas hierbas mueren más rápido que otras. La albahaca es una de las hierbas más perecederas. Sus hojas húmedas y delicadas se echan a perder tan rápido que todos se han preguntado si vale la pena comprarlas.
Sin embargo, el aroma de la albahaca fresca no se puede reemplazar por la albahaca seca. Con algunos trucos culinarios, tu albahaca fresca puede permanecer fresca más tiempo de lo que piensas. Aquí está cómo hacerlo:
1. Cómprala en una maceta
Después de todo, la mejor manera de mantener fresca cualquier planta es mantenerla viva. La albahaca no es una excepción. Es fácil de cuidar y fácil de encontrar en la mayoría de las principales tiendas de comestibles. Solo llévala a casa, encuentra un lugar soleado para ella (en interiores, la albahaca es amante del calor y si decides plantarla en tu jardín, la temperatura no debe ser inferior a 5-10ºC) y mantenla bien regada. Esto mantendrá las hojas de albahaca frescas durante semanas para que puedas cocinar tus platos favoritos con ellas.
2. Trátala como un ramo de flores
¿No tiene suficiente espacio o suficiente sol para comenzar a cultivar su propia albahaca? Ningún problema. Todavía puedes mantener la albahaca fresca tratándola como un ramo de flores, con una pequeña excepción: en lugar de admirarla en el centro de la mesa, la cubrirás con una bolsa de plástico transparente.
Así es como hacerlo
Paso 1: Toma la albahaca, límpiala si tiene las hojas amarillentas o dañadas y corta una pequeña parte de los tallos.
Paso 2: Coloque la albahaca en una taza con unas pocas pulgadas de agua y cubra la parte suelta de la albahaca con una bolsa de plástico transparente (no inserte la bolsa en la taza, ¡necesita respirar!). Las bolsas de plástico fabricadas son excelentes para esto, ya que son finitas y livianas y no aplastarán las hojas.
Paso 3: Luego, mueve la albahaca fresca a un pequeño rincón del mostrador, cambiando el agua cada pocos días.
Ahora te estarás preguntando si ponerla en el refrigerador extenderá su vida útil. ¡NO! La odia el frío. Las temperaturas moderadas son la clave de su bienestar.
3. Congelar
La congelación también es una forma de conservar la albahaca fresca. Antes de ponerla al congelador, blanquéela primero. Blanquear suena complicado, pero solo tienes que sumergir la albahaca en agua hirviendo brevemente y luego transferirla a agua con hielo para detener el proceso de cocción. El escaldado conserva el color verde brillante de la albahaca. Sin ella, la albahaca congelada se convierte en un feo condimento de color marrón oscuro. Seque las hojas de albahaca blanqueadas antes de congelarlas. Puedes congelar las hojas enteras o picarlas y congelarlas con unas cucharadas de agua en una cubitera.
4. Secarlo
Las bolsas de albahaca seca han estado en los estantes de las tiendas durante quién sabe cuánto tiempo. No necesitas ningún equipo especial para secar la albahaca. Simplemente extienda las hojas de albahaca sobre un trozo de papel pergamino y déjelas secar. El único truco aquí es asegurarse de que las hojas estén muy, muy secas. Si hay incluso una pizca de humedad, se enmohecerán.
Luego guárdela en un recipiente bien cerrado. Continuará sirviéndole de esta manera durante un año o más. Y otra cosa a tener en cuenta: una vez seca, la albahaca es más fuerte que cuando está fresca. Si está usando una receta con albahaca fresca pero usa albahaca seca, reduzca la dosis en un tercio.
Si tiene albahaca fresca a la mano, no olvide agregarla a su ensalada Caprese, pizza italiana, o simplemente haga su propio pesto de albahaca.