Los nutricionistas insisten en que el pescado debe estar presente en nuestro menú al menos una vez a la semana y, por qué no, más a menudo. Pero muchas amas de casa evitan cocinar platos con pescado porque no saben exactamente cómo desescamar el pescado.
Limpiar las escamas de pescado es bastante tedioso y desagradable, pero no difícil. Para ello necesitas un cuchillo afilado, precisión y paciencia.
Primero debes enjuagar bien el pescado para eliminar cualquier resto de baba que lo haría resbaladizo y difícil de sujetar. Una pizca de sal también limita el riesgo de deslizamiento.
También puedes utilizar una toalla para sujetar el pescado y que no se resbale mientras le quitas las escamas.
El siguiente paso para limpiar el pescado es quitarle las aletas. Después de lo cual, con una mano se agarra firmemente el pescado, y con la otra, con la ayuda de un cuchillo adecuado que se desliza en diagonal, se quitan las escamas en la dirección opuesta a su crecimiento, o para decirlo más simplemente, desde la cola hasta la cabeza.
Para limitar el inevitable caos en la cocina o el baño, puedes intentar poner el pescado en una bolsa grande y hacer la limpieza dentro de ella.
Después de quitar las escamas llega el momento de destripar el pescado y quitarle con cuidado sus vísceras. Se hace una incisión desde la abertura inferior en la base de la cola, la llamada cloaca hasta la cabeza a lo largo de todo el cuerpo.
Las entrañas deben retirarse con cuidado, prestando atención a la vesícula biliar; si revienta, puede darle a la carne un sabor terriblemente amargo.
Solo queda enjuagar bien el pescado limpio de escamas y elegir cómo cocinarlo.
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