El cuerpo de un adulto contiene aproximadamente 100 g de sodio (Na), y aproximadamente entre el 40% y el 45% de este se encuentra en el tejido óseo. El sodio es el principal catión del líquido extracelular, que contiene alrededor del 50% del mismo, y su concentración en la célula es mucho menor.
El sodio regula la presión osmótica de los líquidos extracelulares e intracelulares, mantiene el equilibrio iónico del ambiente interno del cuerpo, retiene agua en los tejidos y promueve la hinchazón de los coloides tisulares, participa en la aparición de un impulso nervioso y afecta el estado funcional del sistema cardiovascular.
Existe un mecanismo en las células que asegura la excreción (separación) de iones Na+ y la absorción de iones K+. Como resultado de la acción de la llamada bomba potasio-sodio, se produce una diferencia en las concentraciones de estos iones en la membrana celular.
El sodio interviene en la conducción de la excitación en las células nerviosas y musculares, en la formación de una reserva alcalina de sangre y en el transporte de iones de hidrógeno. El sodio también es necesario para la formación de tejido óseo. Tiene una serie de efectos reguladores: el aumento de la concentración intracelular de sodio mejora el transporte de glucosa en la célula, el transporte de aminoácidos en las células también depende de ello.
Los iones de sodio ingresan al cuerpo con los alimentos, su absorción se produce principalmente en el intestino delgado. La eliminación de sodio del cuerpo se realiza principalmente con la orina, una pequeña parte se excreta con el sudor y un 2-3% con las heces. En personas sanas, es casi imposible que se produzca una acumulación excesiva de sodio en el organismo. El equilibrio de sodio depende principalmente de la función de los riñones, la secreción de aldosterona por la corteza suprarrenal, el trabajo de los sistemas nervioso y endocrino central y el funcionamiento del tracto gastrointestinal.
La concentración de sodio en sangre, en comparación con otros electrolitos, se mantiene dentro de un rango mucho más estrecho. Mantener la concentración de Na en el plasma sanguíneo es el resultado de la acción combinada de muchos factores: el hipotálamo, la glándula pituitaria y la glándula pineal, las glándulas suprarrenales, los riñones y la pared auricular. El aumento o disminución del contenido de Na en los vasos determina el aumento del volumen de sangre circulante o la liberación de agua al espacio intercelular (edema).
Los trastornos del sodio en el cuerpo se dividen en dos categorías:
- hipernatremia - concentración alta de sodio en la sangre
- hiponatremia - deficiencia de sodio en la sangre
Ambos estados de desequilibrio de sodio en el cuerpo tienen consecuencias adversas en el cuerpo humano.
Las principales manifestaciones de la hipernatremia son:
- hinchazón;
- aumento de la presión arterial;
En hipernatremia aguda:
- síntomas neurológicos;
- náuseas vómitos;
- convulsiones;
- coma;
- trastornos de la termorregulación.
Con hiponatremia aparecen:
- dolor de cabeza;
- mareos;
- fatiga
- calambres musculares.
- náuseas vómitos;
En hiponatremia grave:
- convulsiones;
- edema cerebral;
- coma.
Causas del desequilibrio y trastornos del sodio
La acumulación de Na en sangre puede ser consecuencia tanto de una disminución del contenido de agua corporal como de exceso de sodio. La hipernatremia se observa en:
- ingesta limitada de agua, deshidratación;
- aumento de la ingesta de sodio con alimentos o medicamentos;
- falta de potasio;
- terapia hormonal (corticosteroides, andrógenos, estrógenos, ACTH);
- insuficiencia renal;
- vómitos y diarrea prolongados sin hidratación;
- un estado de sudoración intensa;
- hiperfunción de la corteza suprarrenal;
- algunas enfermedades endocrinas (enfermedad de Itsenko-Cushing, síndrome de Cushing, falta de ADH o resistencia a ella, alteración de procesos en el cerebro del hipotálamo).
La hiponatremia o deficiencia de sodio se desarrolla en diversas condiciones:
- ingesta insuficiente (menos de 8-6 g por día) de sodio en el cuerpo debido al ayuno o una dieta sin sal;
- diarrea y/o vómitos prolongados;
- sudoración excesiva;
- el uso de diuréticos: la mayoría de estos fármacos activan la excreción de Na en la orina;
- quemaduras extensas;
- enfermedades renales acompañadas de pérdida de sodio;
- diabetes mellitus: la presencia de cetoacidosis se acompaña de una mayor pérdida de Na;
- hipotiroidismo;
- insuficiencia de la corteza suprarrenal;
- en insuficiencia cardíaca congestiva debido a la disminución del flujo sanguíneo a través de los riñones;
- enfermedades endocrinas (hipocorticismo, trastornos de la secreción de vasopresina);
- cirrosis del hígado, insuficiencia hepática;
- presencia de ileostomía;
- insuficiencia suprarrenal primaria (enfermedad de Addison): se acompaña de una secreción muy baja de aldosterona y una cantidad importante de Na se excreta en la orina.
¿Cuándo debemos analizar el sodio en la sangre?
- nefropatía;
- diabetes;
- insuficiencia cardiaca;
- insuficiencia hepática;
- desordenes endocrinos;
- trastornos del tracto digestivo (diarrea, vómitos);
- el uso de diuréticos;
- signos de deshidratación o hinchazón;
- dieta sin sal
La regulación del equilibrio de sodio en el organismo depende de las causas que lo provocaron. En presencia de enfermedades provocadoras, es importante su tratamiento oportuno y preciso. Los médicos pueden recetar diuréticos u otros medicamentos para eliminar el exceso de líquidos o electrolitos del cuerpo. En tales casos, es poco probable que ayude la corrección de la dieta, especialmente sin consultar a un médico.
Si la falta de sodio se debe a vómitos, diarrea o sudoración excesiva, es importante beber líquidos y obtener los electrolitos necesarios.
Si la persona no sufre de nunguna enfermedad, se debe prestar atención a la dieta, el consumo de sal y la hidratación del cuerpo. Se debe observar el uso de sal con los alimentos: ni el consumo excesivo ni el rechazo de la sal son buenos para el cuerpo humano.