Una de las afecciones más peligrosas para el cuerpo es la deshidratación, un proceso en el que el cuerpo sufre una disminución en la cantidad de agua que contiene.
La afección puede ser muy leve e imperceptible a primera vista, o puede ser extremadamente grave e incluso poner en peligro la vida.
¿Cómo actuar en las diferentes formas de deshidratación y qué hacer para recuperar la pérdida de agua?
La deshidratación como estado patológico
En algunas enfermedades, principalmente gastrointestinales, la deshidratación es un riesgo concomitante principal. Es especialmente peligrosa para los más pequeños, donde ocurre con extrema rapidez. La deshidratación puede ocurrir en presencia de náuseas y vómitos. Cuanto mayor es la frecuencia de las deposiciones o los vómitos, más rápido se produce la deshidratación.
La regla principal en estos casos es limitar los síntomas de la enfermedad para reducir la deshidratación. Al mismo tiempo, es necesario corregir los déficits de líquidos y sal para restablecer el equilibrio. En la farmacia se pueden adquirir varios remedios contra los vómitos y la indigestión; algunos de ellos son homeopáticos y adecuados para quienes no quieren utilizar medicinas fuertes. Su médico de cabecera determinará exactamente qué combinación de agentes es la adecuada para usted.
Al mismo tiempo, se pueden aplicar otros métodos caseros probados para tratar la deshidratación. Beber agua ligeramente salada tiene un efecto calmante, reduciendo las náuseas y los vómitos. También hidrata el cuerpo y restablece el equilibrio de electrolitos. La glucosa o el agua azucarada ayuda a que el azúcar en la sangre vuelva a la normalidad, por lo que, además de rehidratar el cuerpo, también ayuda a combatir la hipoglucemia. Tomar todos los líquidos a pequeños sorbos, procurar descansar sin movimientos y estar en un ambiente no muy caluroso. Pero si usted no puede hacer frente a la deshidratación de la enfermedad por sí solo, puede ser necesario infundir soluciones médicas especiales con sistemas o, en casos muy graves, una transfusión de sangre.
Prevención de la deshidratación
Se considera que otras enfermedades o afecciones conllevan un riesgo de deshidratación. Se trata de algunas enfermedades graves como la diabetes mellitus, enfermedades genéticas (fibrosis quística), etc. Sin embargo, la deshidratación también puede ocurrir si no bebe suficientes líquidos en la rutina diaria normal, si suda profusamente en días particularmente calurosos.
Para prevenir la deshidratación bebe mucho líquido de todo tipo, siendo uno de los más buenos los zumos recién exprimidos. No sobrecalientes tu cuerpo: encuentra una manera de enfriarlo. Consuma alimentos con alto contenido de agua: pepinos, sandías, melones, tomates, naranjas, melocotones, etc.
Tómate té de menta, albahaca, romero, endulzado con miel y limón. Las hierbas mejoran la absorción de agua por parte del cuerpo y el limón tiene un efecto tonificante y es una excelente manera de refrescarse en los días calurosos. Y, sobre todo, no olvides todos los días beber mucha agua.
