Hoy en día casi nadie puede imaginarse la vida sin los alimentos enlatados o conservas. Ya sea maíz dulce, tomates en conserva, judías verdes en conserva o champiñones marinados en conserva, las latas desempeñan un papel activo en la preparación de casi cualquier plato. Sin embargo, surge la duda de si son buenos para nuestra salud o, por el contrario, perjudiciales para nosotros, y en qué medida.
Las latas son sin duda una forma práctica de preparar y conservar los alimentos. Son mucho más duraderos que los productos frescos, son cómodos de transportar y son especialmente preferidos en invierno, cuando faltan verduras y frutas frescas. Ya en la época de los Grandes Descubrimientos Geográficos, James Cook ordenó a su tripulación todos los días consumir chucrut y así evitó que los marineros contrajeran escorbuto.
En términos generales, los alimentos enlatados adecuadamente preparados pueden ser beneficiosos para la salud. Ayudan a regular la composición química de los productos reduciendo o extrayendo de ellos ciertos ingredientes.
Por ejemplo, podemos añadir o eliminar proteínas, glucosa, sacarosa, fructosa, sales minerales y vitaminas o aumentar la digestibilidad de los productos de partida. Usando menos sal, reduciendo la cantidad de azúcar o añadiendo vitaminas, podemos incluso preparar conservas dietéticas.
Además de lo dicho hasta ahora, también cabe destacar que el envasado en casi todos los casos es rentable desde el punto de vista económico, sobre todo si no tienes que adquirir los productos que vas a enlatar tú mismo. Esto se aplica tanto a la preparación de frutas y verduras del propio huerto como a la conservación de la carne.
En el segundo caso, incluso se ha comprobado que al poner la carne de conserva en olla a presión, queda aún más tierna, porque sus fibras musculares se vuelven más tiernas.
Lo más importante a la hora de preparar o comer conservas es que estén correctamente elaboradas. La adición de especias picantes como el ají, la pimienta de Jamaica o la pimienta negra puede resultar perjudicial para las personas que padecen enfermedades renales o estomacales.
También es obligatorio observar algunas reglas durante el propio enlatado. Nunca compres latas con la tapa abultada o caducadas ya que pueden ser realmente peligrosas. Lea con mucha atención el contenido de las latas, porque se les agregan en masa conservantes, estabilizadores y sabores cancerígenos.
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