A menudo nos preocupamos por nuestra salud y la salud de nuestra familia. en este artículo nos enfrentamos a la cuestión de con qué grasa cocinar nuestros platos favoritos para que sean más sanos y saludables.
La verdad es que cualquier aceite, por muy bueno que sea, cuando se calienta demasiado, comienza a arder, lo que provoca un cambio en sus propiedades. El aceite sobrecalentado comienza a producir compuestos potencialmente cancerígenos en forma de hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Por eso es clave elegir un aceite que coincida con el tipo de cocina que utilizarás. Es decir: al freír u hornear a alta temperatura, conviene utilizar grasas resistentes a estas temperaturas.
No debes utilizar aceites con un punto de humo bajo para procesar alimentos a altas temperaturas. Son adecuados para cocinar al vapor, escaldar, hervir, así como en ollas de cocción lenta y recipientes de cerámica.
Por lo tanto, al freír o empanizar, es bueno utilizar aceite de girasol común, cuyo punto de ebullición es de unos 227 grados.
El aceite de oliva virgen extra prensado en frío de alta calidad no es especialmente adecuado para el tratamiento térmico y puede utilizarse para dar sabor a platos recién preparados, pero no para freír.
El aceite de oliva ligero refinado es más adecuado para freír, especialmente si se mezcla con aceite de girasol en una proporción de 1:1.
Una excelente opción tanto para cocinar como para consumo directo es el ghee (mantequilla clarificada). Se obtiene mediante tratamiento térmico, durante el cual se evapora el agua de la mantequilla y se separan las proteínas.
La mantequilla resultante está formada por ácidos grasos de cadena química corta y es muy fácilmente digerida por el organismo, además, carece de proteína caseína, que tiene la propiedad de elevar el nivel de colesterol en la sangre.
