La cebada /Hordeum vulgare/ es un cultivo forrajero muy importante, que en algunos países también es un cultivo alimentario. La cebada se cultiva en las zonas templadas del mundo y su grano es el más valioso. Alrededor de 800 millones de acres de este cultivo se siembran en todo el mundo, la mitad de los cuales en China y Rusia.
La cebada es un cereal, cuya altura varía de 35 a 130 cm, tiene un período de crecimiento corto, se siembra en octubre y se recolecta antes de finales de verano - hacia principios de agosto.
La cebada es una de las plantas que mejor se adaptan a cualquier condición climática. Puede prosperar en temperaturas muy bajas y sequías, alimentándose de suelos pobres en minerales.
En nuestro país, las áreas sembradas con cebada alcanzaron casi 5 millones de acres, pero debido a los cambios climáticos emergentes y la disminución en el número de animales productivos, a principios del siglo XXI, el área disminuyó casi al doble.
La cebada es uno de los cereales más antiguos conocidos por la humanidad. Se cree que hace ya 10.000 años los habitantes de los desiertos del suroeste de Asia se alimentaban a sí mismos y a sus animales con granos de cebada. Algunos de los estudios más modernos muestran que la cebada apareció por primera vez en las regiones del sudeste de Asia o en las regiones montañosas del actual país de Etiopía.
Hoy en día, la cebada ha perdido significativamente su posición respecto al maíz. Si bien en la Edad Media era extremadamente popular, hoy en día ya no lo es en absoluto.
Composición de la cebada
La cebada es rica en valiosas vitaminas B1, B2, B3, B6 y B9. De los minerales, los mejor representados son el magnesio, el fósforo, el hierro y el zinc. La cebada es rica en aminoácidos, especialmente lisina. 100 g de cebada contienen 354 kcal, 9.45% de agua, 17, 3 g de fibra, 0.8 g de azúcares, 2.3 g de grasa, 12.5 g de proteínas, 73.5 g de carbohidratos y 0 mg de colesterol.
Selección y almacenamiento de cebada
Hay varios productos básicos de cebada que se encuentran en el mercado. En primer lugar, se trata de cebada pelada. Se trata de granos a los que se les a eliliminado la cáscara exterior, pero queda la capa interior de celulosa y el germen. Sólo se pierde una pequeña cantidad de fibra. Esta es la forma más nutritiva de cebada.
La cebada para cocinar tiene un triple pulido, lo que significa que ha perdido gran parte de sus propiedades beneficiosas.
La cebada perlada se descascarilla de cuatro a seis veces, lo que significa que casi todas las sustancias importantes para nosotros están ausentes.
Los granos de cebada son mucho menos populares que la avena, pero, por otro lado, no son inferiores a ella. La harina de cebada es más oscura que la harina de trigo y tiene un ligero sabor a nuez.
Al comprar estos productos, busque cualquier daño en el embalaje y asegúrese de comprobar la idoneidad de la etiqueta.
Busque granos o harinas de cebada cuyo contenido figure en la etiqueta. En cuanto al almacenamiento, basta con seguir las instrucciones del envase y controlar las fechas de caducidad. Mantenga los productos de cebada en un lugar seco, oscuro y fresco.
Cebada en la cocina
La cebada no es muy popular en la cocina, debido a la creencia generalizada de que sólo puede servir como alimento para animales. Este no es el caso en absoluto, porque la cebada bien preparada no solo puede ser sabrosa, sino también muy beneficiosa para la salud.
La forma más común de preparar los granos de cebada es hirviéndolas. Se hierven en leche o agua durante unos 20 minutos y están listas para comer. Se pueden consumir en forma de muesli con frutos secos o nueces /un desayuno muy nutritivo/ o como papilla con queso y verduras.
Los granos de cebada se cuecen bastante tiempo, y también es necesario remojarlos en agua durante varias horas antes. Los granos de cebada o la harina, remojados, tostados y luego cocidos a fuego lento durante unos 45 minutos, se pueden utilizar para hacer algunos productos de panadería y pastelería. Se pueden poner en masa de pan o en galletas y bizcochos dietéticos. En la cocina asiática, la cebada cruda se utiliza para elaborar la famosa pasta de miso.
Según varios nutricionistas, la cebada debe ponerse en remojo y cocinarse muy lentamente, porque es la única forma de enriquecer el almidón y la fibra que contiene, lo que garantiza su completa absorción y buena digestión. Destacados chefs recomiendan combinar la cebada con arroz en ensaladas frías, que también incluyen verduras frescas.
Beneficios de la cebada
El aminoácido lisina, que forma parte de la composición de la cebada, tiene un efecto antimicrobiano y antiviral bien expresado, especialmente contra los microbios responsables de los virus del herpes y del resfriado. Además, la lisina participa activamente en la formación de colágeno, lo que aporta a la piel un aspecto terso y elástico. Las vitaminas del grupo B son responsables del buen funcionamiento del sistema nervioso, así como de la belleza del cabello y la piel.
El contenido de fósforo en la cebada es el doble que el de otros cereales, y como es sabido, se considera el "micronutriente de los deportistas" porque determina la fuerza y velocidad de las contracciones musculares. La papilla de cebada contiene fibra que limpia el organismo de toxinas, además, contiene sustancias que previenen la deposición de grasas en la cintura. Precisamente por eso los nutricionistas recomiendan las gachas de cebada a cualquiera que quiera deshacerse de esos kilos de más.
Dieta de la cebada
Ahora que hemos establecido que la cebada ayuda a reducir la grasa, veamos una dieta adecuada. Es eficaz y muy fácil porque no requiere mucho esfuerzo para preparar el producto.
La papilla o gachas de cebada se hierve sin añadir sal, azúcar u otras especias. Hay que hervir muy bien los granos. La papilla se guarda en el frigorífico. Durante cinco días a una semana se consume en cantidades ilimitadas, y los únicos otros productos permitidos son el té y el café sin azúcar, además del agua.
