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Las consecuencias de una alimentación poco saludable

Iliana AngelovaIliana Angelova
Novato
1791
Yordanka Kovacheva
Traducido por
Yordanka Kovacheva
Consecuencias de una alimentación poco saludable

La forma de comer no sólo es importante, sino también determinante para la salud. La máxima de que somos lo que comemos es absolutamente cierta. Esta comprensión no es un descubrimiento nuevo, ya en la antigua China equiparaban los alimentos con los medicamentos y argumentaban que un médico debería recetar medicamentos sólo cuando los alimentos no producen los resultados esperados.

Si los alimentos que satisfacen el hambre tienen el potencial de curar, lo contrario también es cierto: también tienen el poder de enfermarte. Por tanto, alimentación y salud están mutuamente relacionadas y una predetermina a la otra.

La nutrición saludable es la capacidad de seguir una dieta basada en un menú racional y equilibrado, rico en nutrientes importantes que necesita el organismo. Los alimentos deben excluir cualquier factor químico, biológico o de otro tipo que pueda provocar alteraciones en las funciones de los órganos y sistemas humanos.

La nutrición médica especial es una dieta que se prescribe una vez que la enfermedad ya ha sido diagnosticada. Es estrictamente específica y todos los alimentos, especias y sus cantidades dependen de la esencia de la enfermedad. Las reglas generales para una alimentación saludable muchas veces no se aplican, porque cada enfermedad tiene sus propias características y el menú obedece a los requisitos que imponen. Una dieta correctamente seleccionada y su cumplimiento ayuda a extinguir la gravedad de la enfermedad, reduce el riesgo de complicaciones y crisis y ayuda a sanar más rápido.

Alimentación poco saludable y sus consecuencias para el organismo

Alimentos poco saludables son aquellos que carecen de los nutrientes importantes para el organismo, siendo sustituidos por productos adictivos y con efectos nocivos. Provocan un desequilibrio en el organismo unas veces por falta de determinados nutrientes, otras por ingesta excesiva de algunos de ellos. El resultado son trastornos alimentarios que conducen a todo tipo de enfermedades.

Cuando los alimentos no aportan al cuerpo las proteínas que necesita en cantidad suficiente, el cuerpo pierde peso, se producen trastornos hormonales, se dañan órganos o sistemas completos, especialmente el sistema digestivo. El nivel extremadamente alto de proteínas sobrecarga el sistema excretor, provoca la acumulación de toxinas y aumenta el riesgo de cáncer.

Cuando los alimentos están privados de grasa, se produce una deficiencia de vitaminas liposolubles y ácidos grasos insaturados. Esto es muy peligroso para los niños pequeños porque provoca desviaciones en el desarrollo adecuado, provoca retraso en el crecimiento y otros. El consumo excesivo de grasas conduce a la obesidad, al desarrollo de diabetes, presión arterial alta a una edad temprana, así como a enfermedades cardíacas, cáncer y otras.

Si la dieta no proporciona suficientes carbohidratos, las toxinas se acumulan en el cuerpo, lo que daña primero el tracto gastrointestinal. Una cantidad excesiva de carbohidratos provoca obesidad, diabetes y otras enfermedades metabólicas.

problemas cardíacos

Son muy relevantes las deficiencias de diversos elementos que el cuerpo no puede obtener de los alimentos debido a una nutrición inadecuada: la deficiencia de hierro y la anemia que la acompaña. La deficiencia de calcio, que conduce al desarrollo de la osteoporosis, la deficiencia de zinc, que crea puntos débiles en el sistema inmunológico, y muchas otras.

¿Cómo lidiar con una alimentación poco saludable?

Sea coherente

Comer caóticamente, en diferentes momentos, con intervalos demasiado largos o demasiado cortos, es el paso más seguro hacia la pérdida de forma y/o el malestar estomacal. Tu cuerpo necesita un ritmo en la ingesta de alimentos, un ritmo que le permita digerir lo comido anteriormente y convertirlo en energía. Si constantemente masticas algo (como grissini, palomitas de maíz, crackers, saladitos) sin darle un descanso a tu estómago, no estás permitiendo que se digiera adecuadamente. En cambio, si comemos con poca frecuencia tenderá a ralentizar sus procesos metabólicos y almacenará parte de lo obtenido en depósitos de grasa.

No comer justo antes de acostarse

Si la comida principal del día es por la noche, probablemente antes de acostarse, sucederán tres cosas:

- se le privará de energía durante el día antes de las comidas;

- dormirás mal después de esta comida poco saludable;

- ganarás peso.

Estas son tres cosas que definitivamente no deseas porque con el tiempo alterarán todo tu cuerpo. Los expertos recomiendan cenar ligero al menos 2-3 horas antes de acostarse.

Limitar las patatas fritas

Las patatas fritas se encuentran entre los mayores enemigos de tu figura y un componente clave de una alimentación poco saludable porque incluyen una cantidad de grasa que realmente no necesitas, pero que aun así aportas a tu cuerpo. Regálalas y opta por patatas al horno. ¡Es más sencillo de lo que parece! Longanizas, albóndigas, patatas con queso y muchos otros platos que te gusten se pueden hornear fácilmente en el horno, consiguiendo un sabor similar y un gran plus en términos de salud. Incluso puedes cocinar patatas fritas en una freidora de aire donde se usa menos o nada de aceite.

No combine cualquier tipo de alimentos

No se trata sólo de lo que comes, sino de cómo combinas esos alimentos. Combinar los alimentos equivocados también forma parte de una alimentación poco saludable. Por ejemplo, las frutas fermentan, por lo que su consumo debe ser en la primera parte del día y sin tomarlas con nada más para comer. En particular, no mezcle frutas con alimentos de origen animal ni carne con alimentos ricos en almidón como las patatas. Tampoco es buena idea combinar una deliciosa pizza con ensalada de patatas o espaguetis con varios tipos de carne.

Evite los alimentos demasiado endulzados

A veces las madres, para convencer a sus hijos de que no tengan ganas de comer, endulzan excesivamente los postres, creando una dependencia real de los pequeños del sabor dulce. Y el hábito, una vez adquirido, se mantendrá con el paso de los años. Así también aparece una alimentación poco saludable en los niños.

Cuidado con la sal

El exceso de sal es malo para la salud

¿Sabías que debes evitar demasiada sal? Lamentablemente, no basta con evitar el consumo excesivo de sal, porque muchas veces se añade a los alimentos envasados ​​que se compran sin leer atentamente la etiqueta. Muchos de los tipos de especias que hay en el mercado, por ejemplo, consiguen añadir sabor a tu comida a costa de algunos conservantes y contenidos de sal que desconoces. Lee atentamente las etiquetas y mejor prepara y mete en el congelador, por ejemplo, tu propia mezcla para tu sopa o guiso de verduras favorito.

No te pierdas el desayuno

No en vano se dice que el desayuno es la comida más importante del día: es cierto: te da energía, te ayuda a dejar de comer en exceso por la noche, crea un estado de equilibrio y te ayuda a concentrarte mejor. Si siente que no puede comer nada por la mañana, comience a acostumbrarse a desayunar puré.

Reemplace los refrescos con una variedad de opciones más saludables

Los refrescos carbonatados no te ayudan en nada porque no contienen nutrientes. Son un requisito previo para una alimentación poco saludable. Si el agua no te satisface y sientes la necesidad de algo con extra sabor, reemplázala con limonadas caseras, té de jengibre, agua enzimática, batidos dietéticos diluidos en agua o infusiones de hierbas naturales, té helado casero. Las opciones son muchas y muy saludables.

Incluye fibra en tu dieta habitual

La fibra hace maravillas con tu digestión y no sólo debe ser consumida por quienes quieren perder peso, sino también por cualquiera que quiera tener una buena digestión. No evites los cereales, aunque estés intentando adelgazar, son una de las fuentes de fibra más importantes y son aptos tanto para el desayuno como para las comidas principales ligeras. Se pueden encontrar fuentes de fibra en platos como brócoli con queso, guisantes, potaje de alubias, lentejas, chía, ensaladas de aguacate, cremas de frambuesa, postres de fresa.

Escucha a tu cuerpo

La clave para una alimentación saludable la mayor parte del tiempo no reside en un conjunto de reglas escritas en papel, sino en hábitos formados con el tiempo. Tu cuerpo te dirá qué es bueno para él y qué no, si estás atento y lo escuchas estás interpretando sus señales.

Como habrás comprendido, las consecuencias de una alimentación poco saludable son muy graves. Pero hay una manera de evitarlos apegándose a un menú saludable.

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